EL PEQUEÑO PEZ

 

El joven guerrero sioux entró en la tienda del jefe de la tribu, se acercó a él y le dijo:

- Maestro, he estado buscando al Gran Espíritu durante años. Dejé mi choza, mi poblado y he estado buscándolo en todas las partes donde Él mismo ha dicho que está: en lo alto de los montes, en el centro del desierto, en el silencio de las praderas…

- ¿Y lo has encontrado?», le preguntó el jefe de la tribu.

- Sería un engreído y un mentiroso si dijera que sí. No; no lo he encontrado. ¿Y tú?

El gran jefe sioux guardó silencio. ¿Qué podía responderle? El Sol poniente inundaba la choza donde estaban con sus rayos de luz dorada. Centenares de pájaros gorjeaban felices en el exterior, sobre las ramas de una higuera cercana. A lo lejos podía oírse el peculiar ruido de una cascada en el río. Un mosquito zumbaba cerca de su oreja, avisando que estaba a punto de atacar... Y sin embargo, aquel buen hombre podía sentarse allí y decir que no había encontrado al Gran Espíritu, que aún estaba buscándolo.

Como no le contestaba, pensó que debía ir a buscar a otra parte, así que, decepcionado, se levantó para salir de la tienda, pero en ese momento el jefe de la tribu le miró a los ojos y le dijo:

- Te voy a contar una historia que me contó mi abuelo, el que fue el más grande jefe sioux.

“Estaba un pez nadando, se acercó a otro pez y le dijo:

- Perdone, es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado.

- ¿El Océano? - respondió el viejo pez – el Océano es donde estás ahora mismo.

- ¿Esto?, pero si esto no es más que agua... lo que yo busco es el Océano, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.”

Cuando acabó la historia el joven guerrero se quedó todo pensativo, por lo que el jefe sioux le dijo:

- Deja de buscar, pequeño pez. No hay nada que buscar. Sólo tienes que estar tranquilo, abrir tus ojos y mirar. No puedes dejar de verlo.

 

 

 
 
Oscar Domenech (odomenech@hotmail.com)
   
   
 

Ahora puedes bajarte esta historia narrada (567 kb)

¡NO TE LO PIERDAS!

   
   
 
POR FAVOR, PINCHA ALGUNO DE LOS ANUNCIANTES DE ABAJO, GRACIAS
 
 
 
 

© WWW.LUZYSABIDURIA.COM