LA CIUDAD DEL OTRO LADO

 

Un ermitaño del monasterio de Esceta se aproximó al Abad Teodoro.

- Sé exactamente cuál es el objetivo de la vida. Sé lo que Dios pide al hombre y conozco la mejor manera de servirlo. Y, a pesar de eso, soy incapaz de hacer todo lo que debería estar haciendo para servir al Señor.

El abad Teodoro permaneció un largo tiempo en silencio. Finalmente dijo:

- Tú sabes que existe una ciudad al otro lado del océano. Pero aún no has encontrado el barco, no has subido tu equipaje y no has atravesado el mar. ¿Por qué estar hablando de ella, o de cómo debemos caminar por sus calles?

Saber el objetivo de la vida o conocer la mejor manera de servir al Señor no basta. Pon en práctica lo que estás pensando y el camino se mostrará por sí mismo.

 

 

 

 
 
Oscar Domenech (odomenech@hotmail.com)
   
 
 

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