BLANCO HUMILDE

 

En un pequeño pueblecito vivían varios muchachos delincuentes. Un día, un pastor pasaba por delante de una cuadrilla de dichos jóvenes cuando el jefe de ellos tiró una piedra a su asno. En vez de castigar al chaval, el pastor le llamó y le dio la comida que llevaba en sus alforjas.

–¿Qué es esto? – dijo con desprecio el joven mientras cogía con las dos manos la comida del pastor – . ¿Tratas de amansarme con amabilidad?

– Nada de eso – contestó el pastor – . Quiero simplemente compensarte por el hecho de que tomaras a mi humilde asno como blanco. Un revoltoso de tu categoría merece una diana mucho más noble.

Queriendo alardear delante de sus amigos, el chaval buscó un blanco más especial. En ese momento, pasaba el alcalde del pueblo sobre un elegante caballo. Inmediatamente, el muchacho cogió la mayor piedra que encontró y se la tiró al caballo, que salió despavorido, tirando al suelo a su eminente jinete.

El alcalde, furioso, llamó inmediatamente a la policía para que se llevaran al joven rufián y éste acabó con sus huesos en la cárcel.

 

 
 
Oscar Domenech (odomenech@hotmail.com)
   
 
 

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